sábado, 4 de junio de 2016

Reflexión dolorosa

CIUDAD DE MÉXICO.- Una niña de 12 años se quita la vida. Su decisión deja a su paso dolor, culpa y saca a flote los demonios de sus familiares y sus seres cercanos. ¿Qué la motiva a hacerlo? ¿Por qué una menor, aparentemente sana, apela a la muerte?La premisa de la obra de teatro Sánchez Huerta, escrita por Claudia Ríos y dirigida por Benjamín Cann, evoca un tema que pocos quieren mencionar, aunque las cifras hablen por sí solas: entre 2000 y 2010 se registraron 150 suicidios de niños entre cinco y 14 años de edad; actualmente se reportan 16 casos de suicidio infantil por día en México, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud.
Será el 10 de junio en el Teatro Milán cuando se estrene la temporada protagonizada por Roberto Sosa, Ana Karina Guevara, Mónica Dionne, Damayanti Quintanar y Socorro Miranda.
“Es un tema del cual merece la pena hablar, que hemos desatendido y no podemos cerrar los ojos ante la responsabilidad que tenemos. Hay que ponerlo sobre la mesa para reflexionar acerca de qué es lo que está ocurriendo. Interpreto al padre de esta niña y me pregunto qué hemos hecho mal para que alguien quiera dejar de vivir. Es un cuestionamiento que me hago, porque se trata de defender la vida con bienestar.
En el proceso del montaje hemos reflexionado acerca del suicidio, de esta palabra, y me pregunto si es un acto de cobardía o de valor. Se trata de abrir nuestro corazón, oídos y atención para aquellos a quienes decimos querer cuando nos necesitan, porque de pronto nos ensimismamos en nuestras propias carencias, necesidades y deseos y dejamos de escuchar. No debemos olvidarnos de ser atentos y amorosos con el otro. Cuando yo he necesitado que me extiendan una mano, he tenido esa ayuda y eso me ha salvado la vida”, expresó Sosa en entrevista con Excélsior.
La actriz Ana Karina Guevara y la conductora Mónica Garza decidieron producir el texto que deja al descubierto una sensación de vacío, pero también de reflexión acerca de por qué los niños optan por el suicidio y cómo la comunicación es un elemento fundamental para prevenirlo.
Los niveles de estrés y de ansiedad que los jóvenes viven hoy son muy distintos a los que vivimos quienes somos padres. Cuando hablar duele, si hay un tema en tu vida que te duele, hay que enfrentarlo, porque callar mata. Es una invitación para que como padres de familia escuchemos. Cuando una persona tiene una conducta suicida siempre avisa. Sánchez Huerta es un aparador de lo que a veces no vemos”, detalló Garza, quien se aventura por primera vez a producir teatro.
El director Benjamín Cann platicó con cuatro familias que vivieron el suicidio de uno de sus hijos. Las historias coincidieron en un sentimiento de culpa de los padres. Tales acercamientos y la lectura de textos de escritores como el neurólogo británico Oliver Sacks acerca del dolor de la pérdida, sirvieron al creativo para la dirección de escena y la construcción de esta historia que pone sobre el escenario esta problemática social.
Habría que enseñarles a nuestros hijos que la vida es un tesoro valioso que hay que acariciar y construir con cuidado, ternura, amor y honestidad. Pero el ejemplo que les damos como país no es coherente, no les estamos enseñando eso. Nuestros hijos pequeños ven en el periódico fotos de alguien a quien le cortaron la cabeza o de los asesinatos en Veracruz. ¿Qué hicimos mal como sociedad para estar tan enfermos y que nuestros noticieros estén llenos de malas noticias porque vivimos una guerra, desde hace tantos años, y no nos atrevemos a reconocerlo? El teatro es un lugar de sanación, donde se cuenta lo que está pasando y accedemos a una reflexión, no a una solución, pero lo llevamos de tarea a casa. ¿Por qué como sociedad nos permitimos que haya suicidios infantiles? Es inconcebible”, cuestionó Cann.
La obra aborda lo que sucede inmediatamente después a la noticia del suicidio de una niña de 12 años llamada Eva Alicia Sánchez Huerta en un internado. Su madre (Ana Karina Guevara) se entera de lo ocurrido y es a partir de ese momento en el que será revelado el luto, emociones e incapacidad para comunicarse entre los personajes: el padre (Sosa), la hermana (Quintanar), una maestra (Dionne) y la madre superiora (Miranda).
En la obra nadie habla del suicidio, sino de lo que sucede en sus cabezas en ese primer momento en que se da la noticia, cuando no acabas de entender de qué va el mundo. Sin embargo, en cada uno de ellos hay una responsabilidad”, comentó el director.

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